La psoriasis es una enfermedad crónica de la piel, no contagiosa, de causa desconocida que evoluciona crónicamente en forma de brotes y se caracteriza por la aparición de manchas rojas, con escamas finas y nacaradas, bien delimitadas y de distinto tamaño. Estas manchas provocan picores y se localizan preferentemente en la cabeza, la zona lumbar, los codos, las rodillas y las uñas. Puede aparecer a cualquier edad, con una cierta predisposición familiar (es comúnmente aceptado que hay un componente genético en su aparición). En algunos casos puede complicarse con inflamaciones articulares crónicas. Su evolución es imprevisible, a pesar de que, generalmente el grado de afectación es leve o moderado y poco limitador y mejora con la exposición solar.
Actualmente se desconoce que causa la psoriasis, pero un estudio reciente ha establecido que es una enfermedad autoinmune de la piel. Los científicos creen que una persona nace genéticamente predispuesta a desarrollar la psoriasis, una de cada tres personas presentan un cuadro familiar de psoriasis pero, aún no se ha logrado determinar el patrón de herencia. Hay varios casos de niños que desarrollan psoriasis aparentemente sin antecedentes familiares de la enfermedad.
El hecho de que una persona desarrolle o no psoriasis depende en muchos casos de la presencia de factores desencadenantes de su aparición, tales como infecciones de la garganta, lesiones físicas o químicas de la piel, ciertas medicaciones, reacciones psicosomáticas debidas a traumas, estrés psicológico provocado por circunstancias como exámenes, la pérdida de un ser querido, etc. Cuando este factor aparece se cree que el sistema inmunológico desencadena una reproducción excesiva de las células de la piel.
La psoriasis presenta distintas formas de aparición y cambia con el tiempo, pudiendo empeorar, mejorar o remitir. Puede aparecer en cualquier área de la piel y puede variar de un tipo a otro, o coexistir varios tipos al mismo tiempo.
Otros tipos de psoriasis menos frecuentes son:
El factor emocional juega un papel importante en la aparición de la psoriasis, como lo prueban numerosos casos clínicos ampliamente documentados. Ello no implica que cause por si solo la psoriasis, pero la experiencia demuestra que también puede interferir en la capacidad para responder adecuadamente al tratamiento.
Muchos pacientes se sienten incómodos por las manifestaciones visibles de su enfermedad, esto les impide en muchas ocasiones relacionarse con normalidad con las demás personas de su entorno. Este hecho puede conllevar una sucesiva diminución de las relaciones interpersonales, lo que puede causar el aislamiento y pérdida de la autoestima. En muchos casos este temor a la incomprensión les impide realizar actividades tan sencillas como ir a la playa sin sentirse el foco de atención.
Las personas con psoriasis se encuentran frecuentemente con el rechazo y la incomprensión de la sociedad. Según la National Psoriasis Foundation (EE.UU) hay distintos mitos muy comunes sobre la psoriasis, como los siguientes:
La psoriasis es contagiosa. Es falso, nadie ha desarrollado psoriasis por contacto con otra persona, aparte de uno o dos raros casos donde estaba involucrado el transplante de médula ósea.
La psoriasis es una enfermedad de la vejez. Muchas personas son diagnosticadas de psoriasis antes de los 30 años, incluso niños y niñas menores de 10 años. Tanto hombres como mujeres están afectados por igual. La psoriasis se soluciona con el uso de productos cosméticos. 36 centros en 17 estados están principalmente dedicados al tratamiento médico de la psoriasis, una tercera parte de los pacientes con psoriasis que visitan a un dermatólogo presentan una psoriasis tan extensa o difícil de controlar que la prescripción de terapias tópicas no es adecuada para ellos.
En Biomèdic (Gabinete de Medicina Natural Avanzada) tratamos las patologías con métodos totalmente naturales, no agresivos y que no conllevan ninguna contraindicación. Los tratamientos son totalmente individualizados porque consideramos que cada paciente tiene necesidades especificas que hay que tener en cuenta a la hora de buscar un tratamiento integral.
El tratamiento que realizamos está basado principalmente en la aplicación de Electrohipertermia capacitiva, que consiste en la introducción local y selectiva de una onda electromagnética que provoca un incremento controlado de la temperatura que estimula notablemente el riego sanguíneo, con lo cual hay un aumento de la oxigenación, se incrementan las defensas del organismo, se reduce el nivel de anhídrido carbónico y del grado de acidosis tisular, un incremento de los líquidos circulantes (sangre y linfa), y de las secreciones, con mejora de los aportes nutricionales y oxigenativos, consiguiendo un efecto antioxidante que favorece la expulsión de radicales libres o catabolitos tóxicos, y estimulando la actividad de la respiración endocelular. Todo esto que parece tan complicado, se consigue a diferencia de otros tratamientos mucho más engorrosos, de una forma totalmente indolora, en una o dos sesiones semanales, sin necesidad de utilizar cremas u otro tipo de productos en casa.
Este método asegura la presencia de una población celular revitalizada, lo cual nos ha dado unos resultados excelentes en el tratamiento de la psoriasis, que potenciamos con reflexología podal, homeopatía y aceites esenciales, que también utilizamos para elaborar la base conductora consiguiendo así una sinergia muy positiva.
Actualmente no existe ningún tratamiento que pueda avalar una curación definitiva para la psoriasis, pero con nuestro método garantizamos una limpieza total de la piel siempre y cuando se siga correctamente el tratamiento que proponemos.
Presentamos como ejemplo el caso de J.F., varón de 44 años, que presenta tres tipos de psoriasis distintas: psoriasis del cuero cabelludo, psoriasis en placas en el tronco y psoriasis en gotas en las extremidades inferiores. En su caso la psoriasis no se manifestó hasta los 40 años tras sufrir un despido laboral, que muy probablemente fue la causa desencadenante.
J.F. acudió a nuestra consulta, después de haber probado una amplia gama de tratamientos paliativos sin ningún resultado efectivo a largo plazo. Después de realizarle un reconocimiento, empezamos tratando el cuero cabelludo y el tronco en tres sesiones semanales de unos 40 minutos cada una, durante tres semanas, para pasar luego a dos sesiones semanales durante tres semanas más, en las que ya incluimos las extremidades inferiores, y finalizamos con una sesión semanal de mantenimiento.
Empezó a notar mejoría a partir de la cuarta sesión, en la que la psoriasis del cuero cabelludo se estabilizó, y las placas del tronco empezaron a remitir. En la octava sesión la psoriasis del cuero cabelludo se había reducido notablemente y las placas del tronco estaban casi eliminadas. En el resto de las sesiones incluimos ya las extremidades inferiores que han sido las más sencillas de tratar.
En este tiempo el paciente ha logrado una notable mejoría, en la que la piel le ha quedado totalmente limpia, hecho que le ha permitido incluso poder prescindir de la sesión semanal en algunas ocasiones.