Los aromas que desprenden algunas plantas derivan con frecuencia de poderosas sustancias curativas, los aceites esenciales, que pueden ayudarnos a solucionar algunos de los problemas de salud que surgen cuando se rompe el equilibrio físico o mental. Estas potentes esencias volátiles, que se hallan ocultas en unas diminutas glándulas de la planta, tienen numerosas propiedades beneficiosas que son aprovechadas por la aromaterapia para aumentar la vitalidad y mejorar el estado de salud.
La utilización de hierbas aromáticas para purificar el cuerpo y la mente y restablecer el equilibrio de ambos se remonta a épocas muy antiguas. Disponemos de docuementos que demuestran que, en Oriente, se empleaban ya alambiques primitivos hace unos 5.000 años, aunque, probablemente, se utilizasen más para producir perfumes que para obtener aceites esenciales. En el antiguo Egipto, los perfumes y las resinas aromáticas formaban parte de las ceremonias y rituales, y los ricos se perfumaban con ungüentos aromáticos que elaboraban mediante infusión de plantas aromáticas en sustancias oleaginosas o grasas. En el proceso de embalsamiento se empleaban, sin duda por sus propiedades consevantes, aceites de cedro e incienso con los que se impregnaban los vendajes de las momias. No sabemos a ciencia cierta qué conocimientos tenían los antiguos sobre los poderes curativos de las plantas, pero en los textos médicos ayurvédicos de la India primitiva se citan esencias aromáticas como parte integrante de muchos de sus tratamientos. Alguans civilizaciones posteriores, entre las que destacan por su impotancia la griega y la romana, desarrollaron las aplicaciones de estas esencias en rituales y ceremonias de carácter religioso y, por lo que respecta a sus propiedades curativas, disponemos de documentos que indican que cada vez se tenía mayor conciencia de las mismas. Hacia el año 1000 d.C., el médico arabe Avicena había introducido ya el sistema de refrigeración en el proceso de destilación; este significativo avance hizo que el proceso de extracción de aceites esenciales ganara en refinamiento y ofreciera un mayor rendimiento.
Un indicio claro de que las sustancias que en la actualidad conocemos como aceites esenciales tienen importantes propiedades antisépticas, es la aparente inmunidad de muchos perfumistas frente a epidemias de peste y de cólera que azotaron Europa durante la Edad Media. A finales del siglo XVII, la utilización de este tipo de aceites en medicina estabas muy extendida. Más tarde, en las postrimerias del siglo XIX, los experimentos científicos realizados sobre propiedades antibacterianas de las plantas empezaron a esclarecer la composición y las propiedades curativas de las moléculas de los aceites esenciales. Por desgracia, estas primeras experiencias positivas, lejos de estimular una utilización cada vez mayor de los aceites esenciales, impulsaron aquellos intentos dirigidos a reproducir las propiedades de estos aceites y, por esta razón, se empezaron a utilizar con mayor frecuencia equivalentes químicos sintéticos en lugar de las esencias naturales.
La reintroducción de los aceites esenciales en la práctica médica tuvo lugar a principios del siglo XX gracias a los trabajos de un químico francés, René-Maurice Gattefossé, que fue el primero en denominar "aromaterápia" a esta rama de la medicina natural. Otro francés, el Dr. Jean Valnet, se interesó por las propiedades curativas de los aceites esenciales después de comprobar su eficacia en el tratamiento de las heridas de los soldados de la Segunda Guerra Mundial. Sus extensos trabajos posteriores en este campo merecieron el reconocimiento oficial de esta terapéutica en Francia, donde hoy en dia muchos médicos prescriben aceites de uso interno y externo. El desarrollo de la aromaterápia holística tal como se practica actualmente en Gran Bretaña tiene mucho que agradecer a la bioquímica francesa Marguerite Maury, quien introdujo los aceites esenciales en el mundo de los tratamientos de belleza, donde se emplean junto a los masajes por sus efectos rejuvenecedores sobre la piel.
Las investigaciones en el campo de la romaterapia han recibido un gran impulso a lo largo de estos últimos años en universidades y hospitales de todo el mundo. Sus resultados nos han permitido profundizar en el conocimiento de los aceites esenciales y han incrementado la conciencia general sobre sus excepcionales propiedades.
La aromaterapia es ideal para el cuidado personal, ya que es eficaz y muy agradable de utilizar. Los aceites esenciales pueden, por medio de baños, masajes o inhalaciones reforzar el sistema inmunitario y mejorar la salud y bienestar general. Además si se utilizan correctamente, no producen efectos secundarios adversos. Este último aspecto es muy importante en una época como la actual, en las que un número cada vez mayor de personas está adquiriendo conciencia de los peligros que pude acarrear la administración de algunos fármacos convencionales las dependencias, el debilitamiento del sistema inmunitario, los efectos secundarios no deseados y la resistencia que con frecuencia el organismo desarrolla frante a los mismos. Una visita al aromaterapeuta le proporcionará el beneficio adicional de recibir un tratamiento perfectamente adaptado a sus necesidades. El aromaterapeta estudia al paciente, como a un todo, teniendo en cuenta su estado emocional y actitud mental, ya que estos dos factores son a menudo responsables, en parte, de los síntomas físicos. A continuación, selecionará y mezclará los aceites esenciales adecuados para su tratamiento en concreto.
En Gran Bretaña los efectos positivos de la aromaterapia se están ganado cada vez más el respeto de la medicina tradicional. En la actualidad numerosos sanatorios y hospitales alientan a sus enfermeras en la aplicación de aceites esenciales a los pacientes. Algunos de estos centros llegan incluso a contratar aromaterapeutas a tiempo parcial o aceptan a voluntarios cuando no disponen de fondos suficientes. Estos avances en la aromaterapia reflejan que se está produciendo un cambio de mentalidad positivo en la medicina tradicional y, quizás, algún día los acites esenciales se utilizarán en los hospitales en lugar de los desinfectantes químicos. Este hecho estimularía, como mínimo, un estado de ánimo más relajado y beneficioso para la salud, tanto en las enfermeras como en los pacientes. *
(*) Shirley Price, Aromaterapia
La aromaterapia es la parte de la fitoterapia que utiliza la esencia de las plantas medicinales para curar. La esencia es la parte más poderosa de la planta. Una gota de esencia de manzanilla tiene más poder que 50 infusiones de manzanilla. Estas esencias tienen propidades que no siempre coinciden con las propiedades de la propia planta, aunque son similares.
En la planta está la esencia y nosotros trabajamos con el aceite esencial, excepto los cítricos, bergamota de las cuales se obtienen la esencia pura tal como la da planta.
En las otras plantas hay una transformación de lo que da la planta.
Para utilizar la aromaterapia, hay dos escuelas distintas:
Principalmente a través del olfato y a través de la piel.